"El Tribunal de Cuentas alerta de que hay 30.000 fallecidos que cobran pensión. Y pide a la Seguridad Social que mejore los controles sobre defunciones de pensionistas". EFE.
Correcto, vale que ayer optimista prometí buscar noticias estupendas que ocurren en el país situado en el mismo camino por donde sale el sol y escribir sobre ellas cosas bonitas. Cierto. Pero es posible que la Seguridad Social se vea obligada por El Tribunal de Cuentas a establecer los controles que no tenía sobre los muertos y descubran el entuerto que 30.000 fallecidos teníamos montado. Yo, y lo sé porque estoy muerto, soy de los pocos que cobran una pensión digna en este país. Ante la María, confieso ser uno de los 30.000 fallecidos que viven a costa del Erario. A saber cómo acabará este asunto, tiene muy mala pinta, además, lo que cae en manos de Fátima Báñez, ministra en funciones de Rajoy, va de mal para los que siempre pierden y de bien para los que siempre ganan. A los perjudicados por la cláusula suelo de las hipotecas, los usureros no les pagarán ni un Euro con carácter retroactivo pero lo que es a mí, y a los 29.999 fallecidos que cobramos una pensión fijo que sí. Al tiempo. No imagino lo qué haré cuando vengan a por mí. Tampoco si me condonarán la deuda mientras baja el ataúd y suba la cuerda y rompa la garrucha, o que resucitado una vez y nada más Santo Tomás: rojos y maricones al paredón. Pero no quiero que mi esposa y mis hijas tengan que pagar por mis excesos. Sabía que de un tiempo a esta parte andaban echando cuentas sobre la hucha de las pensiones y no les llegaba. Pero también lo es que después de 20 años llegué a pensar que no sobraba, que yo era para siempre. En fin, vale, si ha de ser, si no hay más remedio, al menos que no sobrepasen los 30.000 fallecidos porque estos "vivos" con tal de cuadrar las maltrechas cuentas del Estado... Mejor callo. Con el perdón.
Nunca creí acabar mis días en la vida de esta manera tan cruel. Realmente aquí hay una evidente falta de comunicación... Si se hubieran dado cuenta hace 20 años estaría bien muerto y acostumbrado, pero así, de repente... No hay derecho. Y peor, me voy sin haber conseguido tener algo contigo. A no ser que tú también seas una de los 30.000 fallecidos, que sería casualidad, pero no imposible. Sir Arthur Conan Doyle, en boca de Sherlock Holmes, dijo: "Si eliminamos lo imposible, lo que nos quede, por improbable que parezca será la solución". Que veinte años no es nada, señora Báñez, como el tango de Gardel, que veinte años no es nada. Errante en las sombras... Volver.
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