Un domingo es el día perfecto para volver a la verdad. Sé que no tengo necesidad de contar historias de un pasado reciente como si fueran tiempos perdidos, al contrario, son tiempos vividos irrepetibles. Aceptarlo es un acto consciente y necesario para construir el futuro. No niego la realidad ni cierro los ojos a los hechos que han marcado mi vida y de los que he aprendido. Vuelvo a empezar sin haberme ido. Es todo, y no es poco. Gracias.
La persona adulta no puede olvidar su pasado: allí se esconden sus irrenunciables antecedentes. Hay que mirar al frente para seguir construyendo futuro, aquí no hay ruinas; hay que despojar el pesimismo del porvenir que se ha desplazado como lastre. El necesario porvenir. Hay alegrías que cantar, no valen tangos tristones, hay luces en el túnel, hombres y mujeres libres a pesar de la aflicción. Siempre habrá una esperanza por renovar, otro día que amanecerá feliz, una persona agradecida que llama a la puerta y está deseando descubrir su corazón ante nosotros. Locura, desafío, desengaño... Creación literaria.
En resumen: me apasiona escribir y escribo para ustedes. Pero a veces se me olvida quien soy en esta realidad que no me pertenece. Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir. Que es tanto como reconocer que el hábito no hace al monje. Con el perdón.
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