Certezas sobre la incertidumbre. Lo importante a veces no es tratar de encontrarse a uno mismo, sino saber a conciencia cierta en qué lugares no tienes que buscar respuestas que puedan servirte de guía. Y así te ahorras muchas pérdidas de tiempo. Pensamos en ocasiones (spóiler) que hay algunas experiencias que nos pueden aportar cosas valiosas, pero con el peso del tiempo te das cuenta de que lo único que llevan a tu vida son losas sin valor, muy pesadas y en riesgo permanente de convertirse en coces traicioneras. Por suerte y por desgracia, esa especie de sabiduría (o astucia, si no queremos darle importancia) que proporcionan las mutaciones de edad no llega pronto a tus calendarios, más bien al contrario. Todo lo que nos enriquece como seres humanos llega siempre acompañado de momentos jubilosos o amargos, de sensaciones puras o inmaduras, de derrotas dulces o venenosas, de heridas que nunca acaban de cerrarse o de brechas que quieren engullirte. Y se tarda en asimilarlo todo o en sacar conclusiones que ayuden a empezar de nuevo o cambiar el plan. (Tino Pertierra).
Desde los años altos, por haber vivido, y sin poner la mano en el fuego, pues nunca se sabe lo suficiente, las certezas sobre la incertidumbre siquiera manca porque uno vivió sembrando espanto y la mayoría tiene la zona genital blanda. A de soslayo cada día llegan noticias, y también preguntas: ¿Quién de vosotros conoce el mundo de lo oculto o ha visto "Les Seniaes", el paraíso donde todo comenzó? En Mateo 10:5 Jesús el Cristo pregunta algo en apariencia obvio a ojos de todos (o a ojos de casi todos). ¿Quieres que haga algo por ti? Y responde: "quiero ver". (Esto, lo que sea, también tiene espóileres). Gracias.
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