sábado, 29 de marzo de 2025

La danza de la humanidad.

En la época actual, las nuevas ideas, los movimientos y los conceptos cambian a cada instante. Parece como si bailáramos todos una danza al mismo tiempo. Lo diferente cambia el ritmo. Y la danza es inevitable. Es inevitable como la búsqueda de supervivencia en aspectos sociales, espirituales, económicos, intelectuales que imprimen a nuestra existencia los elementos del ritmo. Cada individuo crea su propia música y su estilo. Sus motivos personales. Y todos reaccionamos en forma distinta, de acuerdo con las circunstancias. Somos individuales y universales, singulares y plurales, uno, otra y los diferentes (tengan cuidado con los diferentes, acabarán asustándoles). Por eso tenemos que abrir la conciencia del momento a nuestros días:

A los que conservan la fe y su magia en el silencio.
A la tierra, la piedra y el árbol. Y el agua.
A la eternidad de un momento transitorio.
A los marginados, los dementes, los sabios y los iluminados (redundante hasta la muerte).

Vivimos momentos de agitación y de monotonía. 
Ambiciones y sueños, 
alegría y tristeza, 
confianza y miedo, 
ira y control.

Al orden en el caos.
Seguridad o incertidumbre, 
debilidad o fuerza, 
luz u oscuridad, 
amor o desamor.
 
Buenos y malos,
blancos y negros,
ricos y pobres,
altos y bajos,
guapos y feos,
gordos y flacos,
viejos y jóvenes.

En este universo casi perfecto, más o menos, así, tan compleja, es la danza de la humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario