Así fue, así nos lo había advertido hace ahora mil de años Silvio Rodríguez: "De niño, te conocí entre mis sueños queridos. Por eso cuando te vi reconocí mi destino. Cuando pensaba que ya no iba a ser, lo que soñara de pronto, vino". Y ocurrió el milagro y anduvo el orgullo nacional volando alto. Muchas enseñanzas nos deja la vida. Algunos las aprendimos para nunca olvidarlas. El que sigue es un decálogo de las que pienso que tienen un valor, utilidad o importancia suficiente, aquí las dejo:
1... Que los momentos inolvidables de la vida, nada tienen que ver con dinero. Lo mejor de la vida sigue siendo gratis: una tarde gris, una noche frente al mar, o ver tu pelo, por decir.
2... Que el optimismo es primordial. Las cosas para ser probables no tienen que ser posibles.
3... Que la unidad es trascendental para vencer.
4... Que ser humildes es indispensable. Que los grandes héroes no se asumieron como tales sino como hijos dignos de una patria que necesitaba el Prozac de sus hazañas.
5... Que el liderazgo con autoridad moral y carácter es determinante.
6... Que, como en el amor, quien nunca llegó no puede hacernos falta. Los pueblos como los hombres deben bailar con su canción y no con la que le tocan.
7... Que en la vida social y personal, en la familia o el bar de la esquina, es fundamental la actitud con que se asuman los desafíos, se enfrenten los problemas. A pesar de las ausencias, nunca se sintieron derrotados.
8... Que a pesar de sus resquemores, odios y miserias, todo es posible si una patria se pone en marcha, define un objetivo común y voz en lucha hace camino.
9... Que la educación y el carácter es la mejor herencia, el mejor regalo que puede entregar un padre a su hijo.
10... Que la cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva, pensar y vivir. Y seguir viviendo.
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