Con los ojos vendados, ciega va la justicia. Y yo por ir a ciegas me di con la farola y ahora voy sordo. Pero no quiero hablar de la farola que lleva nueve meses sin bombilla ni de mí que no acabaría. Desde que me dio por escribir me conozco mejor y podría escribir con todo lujo de detalles sobre mi vida de ahora. Por ejemplo que llevo un año sin abrazar a Kristel y Diego. Mi vida de antes no me concierne, tan siquiera la recuerdo, pero la de ahora... Joder, dona. Desde que todo comenzó entre las brisas de un mar y sus brumas en Les Seniaes soy otro. Y creí que sería para siempre. La pandemia me rompió el alma. No quiero escribir un día triste esta noche, pero lo uno lleva a otro y me viene a la cabeza una amiga que poco antes de irse me dijo que lo mejor era ponerle fin a todo lo nuestro... El mal de una amiga es ser monárquica y no infanta. La justicia lleva los ojos vendados pero nunca fue ciega, y los jueces están hartos de injusticias. (Hay injusticias que una amiga ida debería haber solucionado antes de irse... Ojalá que no se esté derritiendo en el averno y pueda volver y corregir horrores). Gracias.
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