sábado, 27 de febrero de 2021

Para muestra vale un muerto.

Sería fantástico conocer el color de un corazón, respirar su pasión y alcanzar el cielo. Sería fantástico ser el hijo de un Dios y su María Magdalena y morir por amor. Sería fantástico que "el ministro de los coronavirus" nos permitiera morir por amor. 

Los gobiernos de las comunidades autónomas levantarán algunas restricciones y podremos ir a tomar café y una pastas de té al bar. O unos vinos. Podremos manifestarnos el día contra la Violencia de Género y celebrar la Semana Santa. Corren buenos tiempos y solo mueren 350 personas diarias por coronavirus. También se retrasan tratamientos y cirugías de riesgo pero eso importa casi nada. A mi esposa hace unos días se le murió una amiga muy querida y no deja de lamentarse, mirar al cielo y llorarla. Y maldice a la covid-19 y a los políticos irresponsables. A mi esposa nunca la vi de tan mala hostia. Quizá como tantos no sabía que el coronavirus lleva un año matando... Mil veces mil o uno. Si uno fuera de los nuestros. Pudiera ser que no murió ningún allegado de los que mandan, los de su sangre, un ser querido. Perdón, no sé lo que digo. Yo hablo de salud y los demás hablan de lo demás. Aunque algo sé de fijo: los enfermos no trabajan y los muertos tampoco. Gracias.

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