Como un tango de Gardel nos estamos yendo de este mundo y tal vez sea para siempre, sino al cementerio, al manicomio.
El pueblo de Patricia es de este mundo y pasa por la misma tragedia. Sí, hay gente contagiada de coronavirus en casa y en el hospital y muertos en el cementerio (ojalá cuando acabe esta maldita pandemia y echemos cuentas no contemos ningún ataúd pequeño). Hoy me obliga a escribir el día un vecino que mi esposa y yo encontramos por el camino que lleva al río: arrastraba los pies y no les quitaba ojo. La mascarilla no me dejó leer su cara pero lo presentí triste de morir. Nos cocemos y nos saludamos. Pero el suyo no fue el saludo al que me tiene acostumbrado. Mi esposa que lleva al día los asuntos sociales del pueblo de Patricia me dijo que estuvo ingresado en el hospital y que lo pasó peor que mal... Lo siento porque lo conozco y no es culpable. Él es parte de ese tanto porciento de mala suerte. No es culpable y se autoexcluye. Y esa es otra tragedia añadida... (Compañero, levanta la mirada y los pies porque entonces la covid-19 habrá ganado y no puede ganar). Gracias.
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