Ahora que había perdido el miedo a las alturas y a volar como los pájaros y a cruzar los puentes, me cortaron las alas y me quemaron los puentes, y me devolvieron a la acrofobia. La vida es un absurdo de miedo y muerte. En los años altos todo es desprecio, pero se ha de saber que la opción a no saber tiene tiempo limitado... Otra vida mejor es posible. (Recuerden). La verdad que se vende como sentencia de nada vale: En el mercado de los viernes solo cotizan al alza los matones de barrio.
Quien no concedió una gracia, no la concedió y cree que eso es todo, y no lo es, porque la poesía nace del silencio y el que canta llora y el que llora, llora más. Y no tiene fin. El desprecio castiga más a quien desprecia. Nadie se conoce lo suficiente como para decir nunca jamás. Nunca jamás será si no se hace lo posible para volver al origen del respeto. Respete cuando mande y respete cuando es mandado. Y muérdase la lengua si tiene razón, y si no la tiene muérdasela también si es amor lo que mendiga... (Lo que dije nadie lo dijo, ¿será verdad lo que dije? Lo haré. En fin, la familia, y los hijos primero). Gracias.
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