jueves, 10 de agosto de 2017

Remontaré.

Qué amargo futuro el de alguien sin memoria que rompió amarras poniendo rumbo al Este, en un recodo del camino se detuvo, descansó, y siguió el recorrido del sol hasta encontrarse con la noche, se atrevió a llamarla día, y terminó amando incertidumbres y miserias envolviéndose en el silencio para escribir negando hasta la nausea la virtud en la que debería asentarse la verdad y su veneración. ¿Qué extraño personaje puede sentirse orgulloso de su presente a condición de que nadie le recuerde sus olvidos? (Definitivamente no sé qué será de mí, pero sé que no seré de nadie ni tendré ensueños angustiosos por haber hecho lo correcto. Ya amanecerá otro día). Gracias.

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