Habrá o no razones para creer en Dios, pero cada día hay menos para
creer en el ser humano. Odio, ira, venganza: mi capacidad de compresión
no alcanza estos extremos. A más viejo más torpe de entendederas o más
complicado me lo ponen, a pesar de saber que el ser humano nunca se llevó bien con lo naturaleza. Pregunto, me enseño con libros de materias diferentes, comparo situaciones parecidas y no encuentro explicación. El orden en el que creo es amar primero y luego ya veremos. Amar primero. Porque si uno no ama dos no se aman. La convivencia se complica cuando queremos imponer nuestras creencias, religiones, ideas o lo que sea. El adoctrinamiento nunca fue camino.
Ian me ama, me da patadas pero me ama. Me ama a cambio de un helado, un caramelo o cuando se hace daño. Ian me ama. El amor es interesado a veces, caprichoso; el amor no es para siempre. Hay quien me conoce de ayer y me ama, y hay quien me conoce de siempre y no me
ama. O ya no me ama. Hay razones para creer en Dios, pero cada
día menos para creer en el ser humano. Y su capacidad tolerante.
Para creer en Dios es necesario tener fe y dar por cierta su
Palabra. De mano ya digo que creo en su Palabra porque la historia
la escriben los que ganan y yo no quiero perder si puedo ganar. Hasta que la Palabra de Dios no fue dicha no hubo nada, ni
universo, ni peces en el río, ni cabras en el monte, ni hombres y mujeres. Ni ciruelos, con perdón. El amor no tiene fronteras pero hay exiliados y extranjeros y sintecho. La fe y el amor es invento humano, por lo tanto, si hay que ir a la guerra yo me rindo. Gracias.
Toda una reflexión ...
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