martes, 29 de agosto de 2017

Nunca un verano tan triste.

Los usureros y Rajoy.
Me envía el usurero un mensaje al teléfono para avisarme que ya cobré mi pensión. Qué mal me caen los usureros. Y Rajoy, que les permite ser como son y hacer lo que les plazca. Igual da que amanezca más temprano que no, los pensionistas hacemos fila el día que nos pagan la pensión para cobrarla, las obligaciones dinerarias son mayores y las pensiones no suben como sube el IPC. De seguir en este plan imperialista, la pensión y el IPC se encontrarán y ya estamos tardando en desenchufar la nevera vacía para que no consuma electricidad si aún no nos la han cortado.

Fútbol.
Si las cosas van mal pueden ir peor. Por este medio anuncio el regreso del fútbol a nuestras vidas. Lo siento por mí y por otros pocos, casi nadie, porque el fútbol es más importante que llegar a fin de mes. Claro, es malo no llegar a fin de mes, pero es peor no pagar lo que se paga a los futbolistas. Si el Papa Francisco dice que es escandaloso cobrar en las iglesias, yo digo que es peor que escandaloso lo que cobran las estrellas de fútbol que no cotizan a Hacienda.

Septiembre.
A días de salir agosto y entrar septiembre con sus uvas maduras (ojalá y que septiembre se comporte sin la soberbia de agosto), y después de llorar otra ausencia y reconocerme al fin en el espejo, con la máxima de los pobres: llegar a fin de mes, con otro amor en precario, con otra derrota inapelable, con una amiga ausente, sin Eugenio, sin dona, sin prejuicios, sin cadenas, pero con la mayoría de edad por alcanzar, ahora, no sé qué hacer con mi vida. Imperdonable el olvido, en Les Seniaes solo se cultivan naranjas y están por los suelos. (Yo no quiero un amor sin poesía). Gracias.

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