Yo no quiero tener razón, me pagan para estar loco. ¿Quién no entiende? Quiero que seas feliz y que derrames amor por tus ojos, que no sufras, y la salud te acompañe al menos hasta que yo muera. Yo quiero eso y no tener razón.
Cuando era niño quería ser mayor y ahora que soy mayor me duelen los huesos cuando va a llover aunque no llueva y los huesos no duelan. Cuando era niño caía y me levantaba y seguía corriendo como si no hubiera pasado nada y ahora que soy mayor caigo y me tienen que levantar y a
veces ingresar en el hospital. Cuando era niño era inocente y ahora
que soy mayor soy culpable. Cuando era niño creía que los asturianos éramos primero princesas de Asturias y después reinas de España y ahora que soy mayor soy republicano. Ahora que soy mayor soy un cuadro decorativo de gran valor sin pared donde colgar.
Joder, dona, si no espabilo y aprendo de mis errores y de los que no son míos, de todos los errores he de aprender. Y aprenderé porque ya no soy ni mi sombra. Aviso: A los
viejos que por vivir los años altos se creen estupendos que vuelvan a ser niños e inocentes o ya pueden llamar al
cura y a las plañideras y al enterrador y a sus hijas si aún no se han ido. A poco que se descuiden no tendrán horizonte que mirar en sus amaneceres. Que cada cual arregle su casa lo mejor que pueda. En fin, para qué disimular: quien me
conoce sabe de qué hablo. Si muero y resucito ya no será por amor, será por razones estrictamente interesadas, hipócritas, o sospechosamente morales. Gracias.
Bien...
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