A la amiga de ayer que cambió sus caderas de acera le vendría
genial hoy, mejor que mañana, mandar al carajo las malas influencias
-externas e internas- y volver al amor del amigo que la quiso y quiere. En serio: No te emborriques, te ofrezco amor del bueno. Los puñales metafóricos en la espalda no hacen sangre; y no me vengas con esas que yo no soy de esas, además, sé lo que hay
que saber para salir del pozo donde te has metido. Ni tus párpados fueron en ayuda de tus ojos cuando nos cruzamos al doblar la esquina y clavaste tu mirada en el suelo... Estás sola. Sin perder tu legítima autoridad que es tuya y la puedes pasear o delegar o meterla donde te quepa, mi pregunta es la siguiente: ¿Estarías
dispuesta en las fiestas de tu pueblo a tomar café y unas pastas de té conmigo? Las pastas de té correrían de mi cuenta, el café de la tuya. Gracias.
Bien ...
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