sábado, 11 de junio de 2016

Te quiero.

Y Jesús dijo a los judíos que le habían creído: "Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Juan 8:32. 

Conoceréis la verdad... La verdad os hará libres... ¿Qué verdad? Las religiones con su verdad no tienen ningún problema a no ser cuando se ponen pesados quienes defienden la suya como única. Pero a los mortales bajo un mismo cielo la verdad que se comparte, la insobornable, la íntegra, la determinante, la que convence. Tan libre no quiero ser.

La verdad tiene mil caras. La verdad no es sabia ni inteligencia. La verdad es temor infranqueable, es mártir de muerte en sábado de fieles difuntos. Pero también la verdad es la risa después del llanto, la llave que abre el corazón a un nuevo amanecer. Quien vea la verdad como indiscutible desde su punto de vista la ensombrece. 

Con Ian de paseo por Les Seniaes, desandando caminos, encontré una verdad que me visitó hace años con la intención de investigar mis madrugadas. Detentadora, aquella verdad no me inspiro confianza y la deje ir. Aquella verdad sigue allí. Aquella verdad es verdadera y las demás son las demás. Es junio, y en junio el azahar se desluce y el calor se mastica al véspero. En Junio una verdad es la evidencia que hace locuras. Te quiero. Con Ian de paseo por Les Seniaes me adentré en un atajo y tras una mata de hiedra intrincada encontré una verdad asesinada y ya nunca podré dejar de mentir.

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