El que más o el que menos acepta como parte de la vida sus miserias. Y sin darse cuenta a veces o tal vez como desahogo las impone a los demás y con ellas el peor desánimo. No es respuesta eficaz ante el dolor. De manera individual hay que contribuir a reducir el dolor a su mínima expresión.
Se trata de echar la vista atrás y darte cuenta que la vida se comporta caprichosa y atrevida. Vale que lo de antes fue un desahogo miserable, claro, pero hay que vivir, y qué mejor manera que vivir con una sonrisa en los labios aunque duela el alma, ciertamente, aunque duela el alma, porque cada cual tiene sus propias miserias que prodría cantar como Carlos Gardel cantó sus tangos más tristes.
Comenzar el día con una sonrisa y conseguir que quien más te quiere, al menos, pinte un cielo azul con ella es mucho. Y si además pinta un arcoíris entonces... Ve y acercarle una escalera que llegue al cielo. No seas ruin, no dejes que te venza el desánimo ni desalientes que es peor.
Disculpen el desahogo de antes. Disculpen que haya sacado una miseria propia a pasear. El calendario tiene días así. Insisto, disculpen, porque habrá otro día con un motivo feliz que celebrar. Se les quiere.
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