Llevo tiempo observándolo y poniéndole voz. Me siento mayor y pierdo la noción del tiempo. Pienso, y viene de muy atrás el pensamiento, que somos un país aplazado en sus urgencias, tan institucionalmente, que las leyes -con las tributarias como excepción-, solo existen para esquivarlas multimillonarios entre laberintos jurídicos. Me cuentan que uno que pensaba como yo comenzó advirtiendo lo mismo y acabó dejando de creer en la humanidad. De cuando en vez me reboto y me adentro en Les Seniaes y grito impotencia porque no llega el día -y hablo de lo que más me importa-, que llame a "atención al paciente" para pedir cita médica y digan: "te llamaremos". ¿Me llamarán? Y urgencias un clamor... Eugenio: "Cuidado con creer que tu salud depende de algo que puedas perder, porque algo que puedas perder, lo puedes encontrar, pero si pierdes la salud, no la encontrarás, ni podrás llenar su vacío con un remiendo, incluyendo la esperanza". Mal está la sanidad, mal está casi todo, siendo optimista. Ejemplo: llevo desde setiembre esperando cita para el especialista de la rodilla del tiempo y si me la dan... le importa nada si llueve o no. Llegas a güelu y casi todo es cosa de la edad. Una cita médica te desquicia antes de tenerla y después te ignora. (Escribo que soy mito y no héroe de fábulas, falsos los dos, al menos los mitos no envejecen). Gracias.
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