miércoles, 30 de julio de 2025

A paso lento y mirada fría.

Negocian obras y contratas, mercadean porcientos, compran voluntades, desvalijan el erario y desatienden las necesidades de las familias. Los políticos. Como ciudadanos de un país vencido, sin buen gobierno ni trasparencia, no podemos imponer nuestros derechos. No nos escuchan, y sacar las cacerolas a la calle no interesa ni al telediario. Atentos: ayer fui a casa de mi usurero preferido y por más que me publiciten "sénior", que para ellos soy la Magdalena, que no hago colas y me reciben con una sonrisa y un café corto y negro, como a mí me gusta... y después de media hora de insufrible cola... ¡claro que sigo haciendo colas!, llegó una señora en silla de ruedas y llegó tarde. A las doce del medio día, mañana será otro día. Pues eso, mañana traemos el saco de dormir. El sistema está corrompido y es estructural. Como sociedad nada hemos aprendido. "A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar hambre". La sentencia de Scarlett O'Hara en "Lo que el viento se llevó" me da que refleja una necesidad psicológica elemental de seguridad y supervivencia que este país necesita con urgencia, o sea, lo que siempre digo: a este país hay que meterle miedo. Necesitamos un plan pavoroso y terco para cuando lleguen las próximas elecciones y nos pidan el voto con la cara de fallera mayor ("lo que debilita a mi adversario me fortalece"). Gracias.

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