Disculpen el epíteto.

Qué fin de semana de meter el dedo en la llaga, ensuciando la política, insultándose unos a otros sin pensar en las benditas necesidades de la ciudadanía. Hablo de una mínima coincidencia o análisis político con el PP. Digo PP y digo PSOE. ¿Qué problema tienen? Vaya, así que era eso: los dos quieren gobernar. ¿Y no les vale por tiempos: primero uno y después otro? Son acreedores de todos los insultos. Aunque tanto insulto siquiera mancharía su nombre porque más suciedad no cabe. Y en breve, según Page, aparecerán con la cara de los bautizos enterneciendo nuestros corazones pidiéndonos el voto, pero dejando un pequeño hueco para guardar una pizca de difamación, chismorreo y algún rencor para que no se nos olvide que después del recuento de los votos volverán a llevarse mal. O peor que mal, sea lo que sea, mal mal. Y, nosotros, seguidores de sus miserias, hasta que no pasen unas semanas, como vecinos y votantes, también nos llevaremos mal. Ni una pizca de sal ni un pocillo de arroz ni de na. Si alguien asegura que no ha sido insultado antes o después de unas elecciones, muchas felicidades, pero no le creo. (Una mentira bien repetida rebate todo argumento político, jurídico, personal o familiar). Gracias.