Invigilar.

El chantaje y la corrupción van de la mano. "O yo o la extrema derecha". Pues eso, o seguimos con la corrupción o aparece el fantasma del chantaje en la política nacional. Y lo hay para todos los gustos y formas, para todos los entramados, medias verdades y maledicencias casi todas. Según la RAE, invigilar: Velar, cuidar solícitamente de algo. ¿No hay culpables? ¡Viva la marimorena!. Mientras, que el conflicto de emociones nos desborde creando un habiente caótico en la sociedad. Carlos Puebla le cantaba al presidente Allende: "Es el horror que se esfuerza en mostrar sus intenciones, como no tenían razones tuvieron que usar la fuerza". En el asunto que nos ocupa ya no se usa la fuerza, sino la maledicencia, la media verdad bien distribuida y en ocasiones mejor redistribuida por políticos y corruptos. El chantaje político es tan rentable que está presente en todos los escenarios de la vida nacional. Señor presidente, disuelva las cortes, llame a elecciones y si forma gobierna la extrema derecha sería tanto como adelantar dos años lo que sucederá sí y sí. Las últimas elecciones generales fueron un buen ejemplo de lo que afirmo: ganaron unos y gobiernan otros. Para mí lo hizo más o menos (lo de los interinos aún no le puse nombre: en contra del TJUE sigo sin creérmelo) hasta que apareció la corrupción en sus cercanos colaboradores y el fantasma del chantaje en su boca. Higiene democrática. Invigilar como poco. Y que entre un mar en Les Seniaes. Gracias.