Porque estamos negados a entender que cuando perdemos nos estamos entrenando para ganar, en este país llevamos mal las derrotas. La derrota es el circunloquio para alcanzar la victoria sin perder la humildad. Lo dicho hasta aquí, tiene que ver, no solo con la política o los negocios, también con el amor. El que pierde un amor a veces no sabe lo que gana, pues al final se encuentra a sí mismo. Francisco Umbral escribió: "de tanto perderte me gané, de tanto buscarte me encontré". La derrota descalabra la psique del arrogante, pero no la de su consejero espiritual (pura soberbia). "Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas". (Voltaire). Las ausencias se hacen presentes en diciembre, por eso es natural que nos venga a visitar la nostalgia. Por diciembre seamos humildes. Al fin, todos venimos del polvo y nos iremos con el viento del camino. Escuchen: no se den la mano si no quieren, pero rían, es Navidad. (Entre tanta desconfianza y carencia intelectual estamos obligados a sobrevivir en este museo del absurdo en cualquier parte). Gracias.
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