Ante la inminente llegada del Nuevo Año, el Papa pide solidaridad para superar las crisis, y el Rey tirar del carro en la misma dirección. Lo que no aparece en ningún párrafo de sus discursos es lo que tiene que ver con el desasosiego de las familias.
El comentario de hoy es una redundancia (de soslayo se vuelve a repetir, a rizar el rizo cruel de lo planteando tantas veces) para... Disculpen el enfado y la furia, pero en la política, como en el amor, no basta con vencer en la batalla, hay que ocupar la plaza y pasar cuanto antes de las palabras a los hechos, que para buenos deseos de Año Nuevo cada cual ya se arregla. Una sociedad sin justicia y sin pan vive con miedo esperando el porvenir que nunca llega. A la sociedad le horroriza pensar en la crisis financiera. Las crisis que sufre este país es el terror que nunca muere. Se describe el terror como un sentimiento de temor o aprensión hacia algo o alguien; unos temen la enfermedad, la soledad o el olvido que no encuentra camino, otros el cambio climático: la dana, mi niña... mi niña... Y uno de quien mañana hablaré a su propia sombra. De tal modo que todos estamos llenos de temores. Las familias no llegan a fin de mes y temen por su futuro, pero no de la forma que ha empezado a minar su ánimo. Uno cambiaría el debido respeto al Papa y al Rey, incluso a ellos mismos los cambiaría por justicia y pan. Esta realidad no es una calumnia, hay que vivirla para saber de qué hablamos. Ellos no saben por más que digan. Gracias.
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