El mejor modo para vivir el día y orientarse entre las dificultades, es cultivar el hábito de leer las propias experiencias. En las propias experiencias hay un sinfín de información que nos ayudan a tomar decisiones. Al saber vivir siempre ha querido leer las propias experiencias y aprender. (Y de vuelta a las disculpas... Y al bolero: "sin ti no soy nada". Y a la ranchera: "y volver volver volver...". Tendrá que dejarse querer, ay). A su orgullo le placen las palabras lisonjeras... Debería ensordecer un poco los oídos y satisfacer sus sacrosantas necesidades. Su porvenir está en manos de la mejor decisión... Y entonces los latidos del corazón entran en taquicardia... está sola. Su futuro y la mejor decisión. La decisión nunca fue indecisión, pero está sola. (Rosa roja inmarcesible: pero qué poco aún tú has sufrido). Al saber vivir le niega leer sus propias experiencias y le pide que acepte los consejos de quién nada tiene que perder... Está sola y no lo está. Se siente sola y, sin culpas ni disculpas, tendrá que pedirle al amor que le haga sentirse acompañada y segura de sí misma. (O no). Su autoestima por los suelos. Gracias.
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