lunes, 31 de octubre de 2022

Errores de libro.

A mí que eso de jalogüei como que no, hoy soñé con la pipa y la gorra de Sherlock Holmes; y me premiaba si mi perspicacia era capaz de revelar por qué los hombres las prefieren rubias. ¿Sí? Naturalmente, querido guasón. Tiene gracia, o la tendría de saber de qué iba el sueño de Sherlock Holmes. Si se entiende, todo tiene su explicación, aunque a veces no se entiende y si no se entiende, no se explica. Qué decepción. O falsa ilusión. Puedo soñar un sueño y escribirlo. O escribir una canción y cantarla. Puedo sacar a la luz la alegría del ánimo oculta en unos ojos de color negro azabache. Amores tuve que confesé al véspero. Y forme opinión con sinceridad de personas buenas con sabor a deslealtad. Muy de cuando en vez las personas cometemos errores de libro. Hay errores de libro que no perjudican porque los avala la verdad y la confianza puesta en uno. De una buena persona puedo contar que no dijo la verdad y la nostalgia la acorraló. No se dio cuenta del error hasta que el amor de uno marginó su absurdo comportamiento y la orilló a la espera de que una metáfora la libere. Y ahí sigue. Gracias.

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