viernes, 21 de octubre de 2022

Un niño triste, como yo.

Desde el fondo de ti, y arrodillado, un niño triste, como yo, nos mira. Por esa vida que arderá en sus venas tendrían que amarrarse nuestras vidas. Por esas manos, hijas de tus manos, tendrían que matar las manos mías. Por sus ojos abiertos en la tierra veré en los tuyos lágrimas un día. (Pablo Neruda). Un niño triste, como yo, que siempre nos miró con pena, pena porque no supimos querernos como quiere el amor, harto, demostró con tu conocimiento, y sin él, mil de intentos de llegar a ti por caminos y atajos de rodeos... no se atrevió a llamar a tu puerta. Un niño triste, como yo, no creció y siguió siendo niño hasta que dizque murió el amor, y así ocurrió. Un niño triste, como yo, entonces se hizo mayor, y en plan acoso y derribo de sus sentimientos menesterosos de reciprocidad, se coligó al olvido para alejarse por siempre de ti. Rompiste tu promesa, no llamaste (haz memoria); no le esperes ni lo acompañes al cementerio. Entre más sombras que luces, un niño triste, como yo falleció perpetuamente... (Al fin llegó el día: Llora por tus ojos abiertos en la tierra para que pueda ver tus lágrimas). Gracias.

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