A veces tengo algo interesante que contar y comienzo a escribir, confiado que la imaginación salga en mi ayuda y me lleve a una realidad diferente para poder escribirla, y no aparece. Echo la vista atrás y los recuerdos que me vienen a la cabeza les acompañan paradigmas que no difieren demasiado de los actuales. Cierro los ojos como los niños que no quieren ver lo que no quieren ver, aunque hace demasiado tiempo que dejé de ser niño y lo veo todo, y enrabio: me exaspera las familias que lo están pasando tan mal. Y recurro a la poesía, porque la poesía es aliada de los sentimientos y los motiva, pero no puedo escribir lo que siento, me arrancaron la promesa de no hacer daño ("te leo, no me hagas daño"), y busco amparo en el juicio de la conciencia y sin dejar de ser yo mismo... (¿Cómo es posible que aún no sepas que solo puedo ser lo que ven tus ojos?
Desahuciado por la imaginación, salgo en busca del corazón de una mujer porsiacaso en un descuido del rencor queda algo de mí para volver a habitarlo. Y hallé a una mujer desorientada, y sin corazón. (Regreso a mi demencia progresiva). Gracias.
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