lunes, 1 de noviembre de 2021

Es noviembre.

Es noviembre y parece que nada va a cambiar a mejor (quizá deba celebrar que no vaya a peor), a no ser la política que se pierde por el camino de los decretos de conveniencias. A los políticos no les va mal. Mal les va a las familias. Pero eso ya lo sabíamos. Eso no es nuevo. Nuevo es otra decepción, puesto que tenía renovadas esperanzas depositadas en noviembre. Da miedo estar despierto en un mundo dormido que no se atreve a despertar. Oscuridad del alma. Es de noche fuera de mí. Se me amontonan los amores en el pozo de la depresión y no sé qué hacer para ayudarlos. Solo no puedo y Dios me exige condiciones de obediencia ciega que no puedo prometer. El humano ser no barre lo viejo ni promueve lo nuevo. A partir de halloween terror y muerte. La vida está llena de paradojas similares. Un hombre camina y no avanza: su familia lo necesita para salir adelante y no puede hacer nada. Así no, y así están las cosas. Intereses bastardos desabrigan la prosperidad de las familias, mientras, se desangra el poder establecido. (Una calle de dirección única solo conduce al cementerio). Gracias.

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