"Esta tarde llueve como nunca y no tengo ganas de vivir, corazón". (César Vallejo).
La madre naturaleza me regala una tarde triste de oídos sordos y melancolía y lluvia. En otoño los días son más cortos y si llueve por la tarde llueve todo el día. Y cuando llueve los días se emborronan y no se dejan escribir. Creo que la lluvia quiere desacreditar mis días. Y el hombre del tiempo asegura que seguirá lloviendo y yo, de no tener el alma cansada, es decir, de no estar el mar revuelto y la luna ensangrentada. Y en Les Seniaes el azahar aún no ha florecido. Un viejo ansía paz y amor o seguiremos llorando. Y sigue lloviendo y las nubes eclipsan el día y un lamento se deja oír. Sigue lloviendo pero esta tarde será un preámbulo de felicidad: un pasado de nostalgias está recapacitando y una lágrima penetra en un corazón con ganas de querer. Y el viento del norte trae la humedad de unos labios en busca de otros labios. El viento del norte y la humedad de unos labios y otros labios. Un beso. La lluvia no desacreditará mis días. Iré en busca del amor y la santa poesía y honraré la vida. Habrá más días grises para escribir de política. Esta tarde llueve como nunca y tengo ganas de vivir, corazón. Gracias.
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