"Pan para hoy y hambre para mañana", es un decir que hoy me obliga a escribir. Les dejo con él: Mi otro yo afirma que está entrando en mi cabeza un dolor que me llegará más allá del dolor de alma. Los dolores de cabeza los curo con analgésicos. Otros dolores ni idea. Con mi otro yo, por temas de estrategia política que no vienen al caso, mantengo una relación insana. Mi otro yo es mala gente, y no me extrañaría que ese dolor sea el peor resentimiento. Mi otro yo es un chuleta, un sicario de perra chica, un acosador, un mercenario, un trepa sin escrúpulos. Mi otro yo es el decir popular que hoy me obliga a escribir: "Pan para hoy y hambre para mañana". Cuando me duele la cabeza y los analgésicos no me curan tomo café y leo un libro. Al carajo mi otro yo esquizofrénico y los dolores psicosomáticos. Como Pablo Casado cuando dijo a ese señor cuyo nombre no me viene a la cabeza: "Hasta aquí hemos llegado". Nunca jamás he sentido un dolor que no lo haya escrito antes. Probe. (Si mi otro yo se conformara con mi dualidad, pero quiere ser una estupenda paranoia cada día. Y eso me aburre). Gracias.
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