sábado, 14 de noviembre de 2020

El odio de la rubia.

El diario quehacer se hace sin aspavientos. "¡Descontamínate!". Seguro que hay algo escrito por ahí acerca de las personas que se cantan a sí mismas canciones hermosas. Ni cantarse ni dejarse contaminar por el odio colindante. El odio colindante tiene nombre de mujer, es rubia y sí, es la rubia del dicho. La tonta del estereotipo. El odio que contamina y nubla la mente. Odiar lastima el alma y anima al odiado, lo empodera y le obliga a aprender de libros cosas, y hace cosas y alienta que haga cosas quien le odia, cosas malas a sí mismo. No es bueno odiar. Odiar a quien no tiene nada que perder y mucho por lo que luchar. El odio al odiado enseña el camino a seguir e impide que se distraiga. Le agradece pero lo entristece saber que haya gente que viva para odiar y no amar. Es gente de mal augurio que no puede olvidar. El odio de la rubia del dicho encona. El odio por simpatía es sombra de doble filo. El odio contaminado habita en el corazón... En vez de apostar por el amor en Les Seniaes, por una flor de azahar y un libro de poesía... Y la mirada con vocación de volver. (Disculpen la añoranza). Gracias.

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