martes, 19 de febrero de 2019

Un estómago agradecido.

Se llame como se llame ¿a quién importa? Ser cobarde no vale la pena, lo canta Sabina y es verdad. En un descuido o no uno se abre a los demás y al día siguente es noticia a destacar en el mentidero municipal. Mis informadoras a eso lo llaman alta tradición, pero yo que no soy tan directo imagino que se trata de un estómago agradecido. Solo a él se lo conté. Probe.

Por cierto, ¿alguien sabe a cuánto se cotiza el kilo de dignidad en el mercado de la necesidad extrema? La Magdalena sabe que me refiero a figurar... Vender la dignidad a cambio de figurar en una "lista" que acabará siendo una vergüenza. Es todo y no es poco. O Jesús el Cristo acaba con tanto ultraje o acabarán saliendo ranas de una charca, como la charca de aquella que fue presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid. No hablo de la que robó un perfume en el carrefur, sino de la que por invigilar le salieron ranas por doquier... A mi modo de ver las cosas, de las mejores disculpas que se venden los viernes en el mercado es la de invigilando ¿y yo qué sabía? También la compraventa de dignidad, aunque para vender la dignidad hay que tener un estómago agradecido. (Recuerda, no digas "sí" hasta haber comprobado a fondo tus tragaderas). Gracias.

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