Después de casi tres años entre dimes y diretes, de vuelva usted otro día que hoy y mañana perdí el tren, y cuando todos esperábamos que el PP o Vox -disculpen, Vox aún no está en el Congreso pero estará y de aquella manera... ustedes ya me entienden-, fue Podemos el que se levantó de la silla con disculpas de rebajas en el mercado de los viernes y con él el PP que no sabía cómo hacer lo mismo sin que oliera a adelanto electoral, a venganza o a algo peor si existe. Y los dos se fueron cogiditos de la mano hasta las próximas elecciones y otro gobierno y otro Pacto de Toledo y vuelta a empezar con las pensiones y su sostenibilidad hasta el fin de los tiempos. ("¡Sí se puede!"). ¿Quién lo diría? Podemos, el partido político que vino a cambiar la manera de hacer política "la casta". Nunca lo oculté, de Rivera no me fío por chaquetero, y tampoco de Iglesias por ser más papista que el papa. Y yo que de cuando en vez, iluso de mí, preguntaba: ¿Qué hay de lo mío que es lo de diez millones de pensionistas? Probe. ¿Y ahora? Y ahora si no quieres cantar llora. Cuando todas creíamos que al acuerdo le faltaba apenas quitar y poner unos flequillos para la redacción y someterlo a la aprobación del Congreso de los Diputados, llegó el comandante y mandó a parar... Y desde la Sierra de Galapagar el Pacto de Toledo se a paró. Gracias.
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