martes, 26 de febrero de 2019

Ubíquense.

Me cuentan que "no hay más cera que la que arde". Y yo añado "de donde no hay no se puede sacar". El refranero español es rico en decires que vienen al caso cuando no sabes explicar la realidad. Y vienen al caso como vienen las disculpas del mercado de los viernes para decisiones ya tomadas de antemano... Ay, esto es un sinvivir, y ya les cuento: De tres amigas idas puedo decir que todas me hablan menos cuando no me hablan... Mis amigas idas son como los ojos del río Guadiana. 

Pues bien: de las tres ahora ninguna me habla. No sé qué es peor si algo en su comportamiento es mejor. Cada una tiene su propio rol y en común solo tienen que no me quieren ver ni en pintura. A una le sigo el juego, ay, sentirse estupenda le encanta. Otra, porque tarde o temprano me confesará su amor, la dejo que se decida. Y la que falta o sobra por vergüenza clava su mirada en el suelo. Aclaro que la vergüenza es ajena... probe, pero se siente culpable. Tal vez no sepan que soñar es gratis. Recuerdo, y qué gracia, cuando en la misa del domingo el cura recordó el día que Jesús el Cristo estaba visitando sus designios, y en ese momento histórico de su existencia, una mirada decidora lo transportó al lugar riguroso del pasado donde concibió a Abraham para ser la bendición de los hombres... y le dijo: "¿Puedes contar las estrellas? Así de numerosa será tu descendencia". (¿Por qué dejar que las dudas os saquen de quicio? Ubíquense, lean en de soslayo dónde). Gracias.

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