Mira, eres dueño de mis madrugadas.
Te leo,
te pienso,
te imagino
(todavía no logro pegar la imagen para que se haga perpetua caminando los dos en tu paraíso. Ver mi nombre escrito en algún atajo, o viendo cómo las mariposas vuelan libres porque siempre es primavera).
Me digo a mí misma:
Escríbele algo,
pero mis silencios no dan chance.
A veces digo... Y digo... A veces me das ternura imaginándote con tu nieto.
Otras veces y otras veces y otras veces...
Luego pienso que al final de los tiempos,
obstinados los dos,
nos quedaremos cada uno con su blog sin visitantes ni amigos que nos echen de menos.
Tú darás una vuelta por mi blog. Yo vendré al tuyo. Nos diremos algo de las mutuas visitas. O no nos diremos nada.
Y así la vida.
Yo seguiré escuchando a Enrique. Tú a Sabina, a Víctor Manuel, a Chavela. O a Shakira y sus caderas que te enamoran (tiene voz de flauta) y pasará la vida sin darnos cuenta, mi querido amigo.
¿Y sabes qué? Al final de los finales habremos pasado el resto de nuestras vidas... por lo menos de blogueras.
Déjame decirte... o mejor no... y no, no es amenaza...
Sin quererlo habremos construido una verdadera amistad.
Hoy me subiste al cielo, si me caigo nada dolerá. Te quiero... (Y yo más).
Hola antes de que el sol se ponga en el punto exacto para partir el día.
ResponderEliminarHola, pasa un buen día. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.
Ciertamente es así...
ResponderEliminarSaludos
Lo es. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud.