Entre melancolías andábamos hasta llegó el coronavirus. Y de urgencias pedimos a la ciencia medicamentos y vacunas y al cabo de un año de pandemia tenemos vacunas y a punto de vacunarnos estamos para que nos encierren en el manicomio. Baja el PIB y sube el paro. Todo va mal, nada va bien. Todo va mal menos lo que dicen algunos que va bien, como Rajoy. La vida en España se complica, y digo España digo el mundo mundial. Nos dimos cuenta que la mejor sanidad del planeta era y no era: España no es. No tenemos sanitarios porque escasos de fe y de un salario digno, obligados, tuvieron que emigrar: aquí no creyeron en sus benditas capacidades... ¿Y entonces? Así fue cómo los que gobiernan se convencieron de que el neoliberalismo no funciona para levantar un país fallido. Ni la ciencia, ni la sanidad, ni la educación, ni la cultura son materia para mercantilizar en la bolsa de los valores. Y si no estaba claro, ahora lo está: ni recortes, ni hombres de negro, ni salvar a los usureros. Empresas y familia y los hijos primero. ¿Comprenden? Un país al desnudo es una vergüenza de país. Gracias.
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