"Memoria para recordar lo bueno, lógica para no arruinar el presente, y optimismo para encarar el futuro". (Isabel Allende).
En plena pandemia, y después de un año largo sin ver a la dama que no me deja ir, debería estar muerto o en el manicomio si es más y peor, o simplemente ser pesimista y pedirle a Gardel prestado el tango más triste de su repertorio y cantarlo al doblar una esquina con mis ansiedades (y ahora en la radio dicen que llegan 1.200.000 vacunas, que es Lunes de Pascua y los sanitarios no trabajan. ¿A quién se le despistó después de dar tanto la lata con las vacunas en abril que en Valencia hay un Lunes de Pascua después de un Domingo de Resurrección y los sanitarios no trabajan? ¿Y quién no sabe que pueden contratar más sanitarios? Pero pagando un salario decente y las horas extraordinarias que no les pagan... Hay que joderse.
Ya no quiero cantar el tango más triste de Gardel, quiero morir. Como la infanta en los Emiratos, que la vacuna que me toca le toque a otra que quiera vivir. Yo quiero morir. Soy incapaz de ser optimista y vivir este sentido común y su lógica. Gracias.
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