Hoy es el día más triste que recuerdo. Llueve, se estropeó el timbre de la puerta y el calentador de agua. Y el ascensor lleva un mes parado. Hoy es el peor día para que venga el técnico y quiera reparar el ascensor y el calentador y el timbre y no se atreverá a llamar a la puerta porque el miedo quiso que pusiera un letrero de "cuidado con el perro". Creí que podía llegar el día más triste que recuerdo y llegó. Llegó con otra campaña de vacunación que ayer explicó el presidente con demasiadas cifras sin precisión. Hoy decidirá si la mascarilla en la playa la pone el coronavirus o la pongo yo. Ni los peores años vividos.
¿Y tú qué, melancolía?
Recuerda que te dije que no sufrieras ni te hicieras el harakiri, pero si lo hacías renacería en ti. Este año y pico de pandemia que llevamos es un caos, cualquiera puede morir de casi todo y no enterarse nadie. Nadie puede sentir lo que sienten otros, aunque sea alguien como tú de mirada chivata. Te dije que no sufrieras y lo otro y ahora tú me dices lo mismo pero al revés. No me agradeciste el consejo que era y ahora me lo devuelves a tu manera. Y ahora es tarde. Lo dije al empezar: Hoy es el día más triste que recuerdo. También lo dijo el Sabina, como tú, a su manera: "Amores que matan nunca mueren". Gracias.
Cualquiera, sin duda, está muriendo de otra cosa. Está muriendo de soledad, de impotencia, de encierro o de alguna enfermedad crónica que no ha podido tratar porque todo es Coronavirus y ahí nomás están los médicos de los ancianos diciéndoles no vaya al Hospital, no entre... Y entonces golpea la Parca y no hay más que hacer. Ayer una vecina de 90 años, gallega, solita en su departamento del segundo, me dijo que se iría a un hogar porque no quiere estar sola y por mucho que podamos hacer nosotros como vecinos, no quiere estar sola. Y así la vida, y así la muerte en este tiempo, dando una batalla para ver quién triunfa. Y luego está la mente, toda esa maraña de pensamientos que no sabes a dónde te conducirán. Son días tristes, no son números los que informan, son personas, historias, familias, son días tristes sin lugar a dudas.
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