El humano ser valora los errores personales como deslices y los ajenos como atrocidades. Eso es así de toda la vida. Don Ramón de Campoamor dijo: "En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal conque se mira". Sin embargo, Don Ramón de Campoamor no consideró el amor que encoje pupilas. El amor todo lo puede y un error personal incentiva la creatividad y se convierte en intención sabia. El amor que encoje pupilas es el acaecimiento salvador que toda aquel desea cuando faltan palabras para revertir su suerte y alcanzar la paz de alma. De cuando en vez el sentido común tan poco común se echa de menos. La realidad sentencia culpable porque lo que uno desea lo desea otro. (¿Por dónde quieres que empecemos? Nunca es tarde y por ti soy capaz de todo). Gracias.
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