Dicen los viejos que antes la palabra se tasaba en oro. Es de suponer que cotizaba en la bolsa de los valores. Ahora la palabra no vale sino para quedar en un bar a tomar una copa. Dicen los viejos que antes si echabas una promesa a andar te podías dar por exiliado si no la cumplías. La sociedad en general te repudiaba. Preservar la reputación era todo y todo tenía que ver con la palabra dada. Por cierto, ayer, paseando con Enol por Les Seniaes vi a dos hombres caminando en amena conversación y se trataban de "don" y "usted" y parecían amigos. Joder, dona, qué bajo hemos caído (el futuro fue anteayer). Dejo un mensaje escrito por si en un descuido alguien entra en de soslayo y me lee: Si una palabra dada o una promesa echa a andar y no se cumple, anula la voluntad y oscurece lo que toca. Gracias.
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