Mi mente absurda me juega
malas pasada y, tal como si fuera ayer, me trae
recuerdos casi olvidados... A veces me olvido de ir a por el pan y
otras me olvido quien soy. Yo quiero vivir el
presente y capear el temporal y donde las dan las toman. No siempre se
pierde, aunque he de confesar que en los años altos de la vida prefiero perder que
ganar.
Porque en un verbo cabe un solo silencio, una sola palabra, una sola tristeza, un solo reproche. (No te vayas, amor). En
una vida, si mi mente absurda le da por ahí, se me amontona los recuerdos y me ataranta: los buenos y los malos recuerdos, la
familia, y los niños primero. La vecindad, sin
acritud, importa menos. Vitorín cantaba: "Tengo
cansada el alma de hacer tiempo". El tiempo pasa
inexorablemente, vaya si pasa. El amor de dos puede no ser para siempre, el amor de uno
sí. El amor de uno si es amor de padre es para siempre.
¿Cómo es posible? En el amor uno gana y otro pierde. (No te vayas, amor). Parece mentira. Unos creen en Dios y otros creemos en una Carmen hermosa. Parece lo
que parece y uno siente lo que siente. Ante el altar unos y
ante una cámara mortuoria otros, ante la santa poesía los que aman sin complejos, cada cual rumia su pena. Ojalá y que nunca llegue a ofender de
palabra a quien quiero. Y si ofendo, con los humildes en el corazón,
sepa merecer el perdón. Y me perdone. (No te vayas, amor).
Porque cada cual se honre y honre a los demás y
haga de su vida un envejecer armonioso con la gente que le quiere y quiera, y por qué no, los que pasaron de soslayo por su vida: hermanos todos primos ninguno. Porque la lucha por la razón dure lo que dure un suspiro. (No te vayas,
amor). Que las desventajas sean ventajas. Que allí, en
ese rincón del alma donde el subconsciente controla el consciente, tomemos las decisiones importantes que tantas
veces si no por uno por otro, las disculpas y los malentendidos nos
llevan a tomar el camino del medio. Por los momentos tensos pero razonables, por el amor, y ante la duda, volver la vista atrás y mirar si
antes de la posverdad hubo tiempo para la verdad. Después de tantos gritos silenciados en Les
Seniaes, clausurado por obras los atajos y con el credo en la boca pierdo el camino de vuelta
a casa. No sé quién soy: creo que no volveré a saber quién soy. (No te vayas, amor). ¿Y ahora qué? Gracias.
Vive y deja vivir... reza el dicho !
ResponderEliminarSaludos
No se pierde lo que no se tiene, reza otro dicho. Gracias.
ResponderEliminarSalud.