sábado, 22 de julio de 2017

El secreto mejor guardado.

Es bueno cambiar de aires, "renovarse o morir", lo que no es bueno es huir con el siroco, ese viento huracanado del Sahara. No valen los silencios ni los cuentos chinos, no vale irse sin decir adiós, sin aclarar las cosas. "Si me queréis irse", decía Lola Flores. ¿Es eso? Si me queréis no te vayas amor, a no ser que hayas dejado de quererme.

Ciego de amor, las circunstancias me obligan a retroceder en el tiempo, algo que hace media vida que no hago para saber si un pormenor, una reclamación, un silencio administrativo o qué sé. Joder, ni siquiera sé por dónde empezar a buscar. La decisión está tomada. De tanto escribir lo que siento, lo que quiero, y lo que no escribo porque me faltan palabras leo; hay libros muy buenos y a veces encuentro lo que busco: necesito la verdad que me devuelva la razón. En busca de la razón el azahar puso en mi mano una novela de crímenes, ni me imagino qué argumentos expuso la razón para obligar al azahar a poner en mi mano tan macabra novela... En cada página un crimen y en cada capítulo un suicidio. Esa novela no ganará un premio literario pero solucionaría la financiación del sistema de pensiones.

Nada que salve mi estado de ánimo condenado a su suerte. Nada que me libre de esta condena, ni un descuido, una fuga, un túnel al exterior... Ni un carcelero que se apiada de mí. Nada que me devuelva el amor de un día que era mi ventaja sobre otros amores. Yo no pido ni pedí la ventaja sobre otros amores, la tuve, pero yo no la pedí, y sabía que no sería para siempre. O sí, el mío sí. Mientras, hay mucho amor que regalar, que compartir, pero el eco devuelve mi palabra escrita al teclado y una pregunta lleva a otra: ¿Será cierto? ¿Seguro que no es una pesadilla angustiosa? No me importa ganar enemistades que me alteren, antipatías inamovibles, yo no quiero caer bien a todo el mundo, sería patético, solo quiero saber por qué todo ha cambiado de repente en mi vida. Gracias.

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