Escribo
porque me apasiona escribir. "Eso ya lo sabía". Y de cuando en vez escribo para no decir
lo que tengo que decir a la cara. "Eso no lo sabía". Escribir me resulta más fácil que
decir a la cara: si lo que escribo de quien escribo en vez de escribirlo se lo dijera a la cara, según quien fuera, le rompería
el alma o me rompería la cara. "Miedo me das". Formo parte de una generación que
aprendió lo que aprendió con sangre. Mi palabra escrita no se
parece en nada a mi palabra hablada tantas veces lapidaria. Una amiga de antes diría: "tú siempre haciendo amigos".
Hay frases hechas para ganar el cielo por amor. Hay frases hechas para ganar el amor en un bar de carretera. Hay frases hechas para ganar la impunidad. Hay frases hechas para casi todo lo que no importa. Y donde no llegan las frases hechas llegan las mentiras sino es lo mismo. Después de una vida de mentiras ahora tengo que hacer frente a la mayor de las mentiras, y me pide que me alegre. ¿Qué de gracioso tiene una mentira? "¿Otra mentira? ¡Déjame vivir en paz!. "Joder, qué mal te veo". Eso te salva: tú me ves y yo a ti no. "Que te doble la ración: más de lo mismo".
Te creo cuando dices que me quieres hoy y siempre porque es verdad y no ahora que me cuentas que te tengo que creer porque es verdad. Te creo cuando me dices que me quieres. Esas otras verdades que me cuentas cuando te crees que me caído de un guindo, incluida la peor verdad que me podías contar, las cojo con la punta de los dedos. Háblame de lo que verdaderamente importa: nuestro amor (de ese amor no, ni de ése quiero que me hables: lo que tenía que saber ya me lo has contado hace años y creo que no es trigo limpio), la salud, tu vida laboral y social, tus idas y venidas, lo que quieras cuando quieras pero no me sigas mintiendo. ¿Acaso no sabes el daño que me hacen tus mentiras? ¿Acaso no sabes que tu mirada es la mía? ¿Acaso no sabes quién soy y por qué te quiero tanto?
Porque te quiero tanto y más, porque solo pienso en ti, me gustaría abrazarte y darte un millón de besos en silencio sin que nadie nos interrumpa. Porque te quiero tanto y más, si me dejas elegir, podemos quedar para querernos en el rincón del alma donde guardas tus miedos y tus sempiternas dudas. Donde tus sueños se hacen realidad. Donde juntos renovamos nuestras viejas esperanzas. Donde guardas mi libro de viejo. Si tú quieres, y ojalá y que quieras, ahí podemos quedar para querernos. Químicamente no existe nada perfecto, ni duradero en el tiempo. Gracias.
Hay frases hechas para ganar el cielo por amor. Hay frases hechas para ganar el amor en un bar de carretera. Hay frases hechas para ganar la impunidad. Hay frases hechas para casi todo lo que no importa. Y donde no llegan las frases hechas llegan las mentiras sino es lo mismo. Después de una vida de mentiras ahora tengo que hacer frente a la mayor de las mentiras, y me pide que me alegre. ¿Qué de gracioso tiene una mentira? "¿Otra mentira? ¡Déjame vivir en paz!. "Joder, qué mal te veo". Eso te salva: tú me ves y yo a ti no. "Que te doble la ración: más de lo mismo".
Te creo cuando dices que me quieres hoy y siempre porque es verdad y no ahora que me cuentas que te tengo que creer porque es verdad. Te creo cuando me dices que me quieres. Esas otras verdades que me cuentas cuando te crees que me caído de un guindo, incluida la peor verdad que me podías contar, las cojo con la punta de los dedos. Háblame de lo que verdaderamente importa: nuestro amor (de ese amor no, ni de ése quiero que me hables: lo que tenía que saber ya me lo has contado hace años y creo que no es trigo limpio), la salud, tu vida laboral y social, tus idas y venidas, lo que quieras cuando quieras pero no me sigas mintiendo. ¿Acaso no sabes el daño que me hacen tus mentiras? ¿Acaso no sabes que tu mirada es la mía? ¿Acaso no sabes quién soy y por qué te quiero tanto?
Porque te quiero tanto y más, porque solo pienso en ti, me gustaría abrazarte y darte un millón de besos en silencio sin que nadie nos interrumpa. Porque te quiero tanto y más, si me dejas elegir, podemos quedar para querernos en el rincón del alma donde guardas tus miedos y tus sempiternas dudas. Donde tus sueños se hacen realidad. Donde juntos renovamos nuestras viejas esperanzas. Donde guardas mi libro de viejo. Si tú quieres, y ojalá y que quieras, ahí podemos quedar para querernos. Químicamente no existe nada perfecto, ni duradero en el tiempo. Gracias.
Bien...
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