lunes, 3 de julio de 2017

Y entonces, cuando era casi feliz...

Cuando el monte se quema...

De salud bien, gracias, pero el calor ahoga. El encargado de pintar el verano, ciego de ira, torturado por la poquedad de agua, solo dispone de rojo fuego para pintar. Los montes arden por el país, humo para los pulmones, deslustran el paisaje natural haciendo peligrar el ecosistema. Incendios a veces provocados por el hombre, hombre descuidado de intenciones espurias, escaso de interés por lo de todos, comportamiento criminal con el medioambiente. Como ven, se junta lo peor de cada casa en este país corrupto por definición. Tierra de nadie para lo peor de cada casa.

Imagino un verano ciego por todos los lados. Imagino que nadie quiere ver lo que hay porque no confía en su mirada. Tardaremos en abrir los ojos y ver lo que vimos, también lo que fuimos, lo que construimos entre todos. Arrasamos el país por tierra, mar y aire. Por dentro está desvalijado. Entonces vendamos el país, un erial de país para tomar el sol y quemarse vivo, como arden y se queman vivos los montes. Tal vez con el tiempo quien nos arrastra al abismo pida perdón, si así ocurriere, conmigo que no cuente para el perdón. Sin ti, no me planteo el futuro. Sé que no temblará de miedo al escuchar esta amenaza pero si me leyera sabría que no voy solo, la María siempre me acompaña.

Se está perdiendo lo mejor...

Vendría al desasosiego lo de tapar con el dedo pulgar el sol y allá nos las den todas, pero el sol no es culpable sino el hombre. El hombre ciego de ira como ciega la justicia. Ian cierra los ojos y no vino o no está, según sus caprichos, como caprichosas Les Seniaes cuando no quieren que amanezca (como si eso fuera posible). Mientras, todo ocurre con rapidez, oiga usted, no le de más tiempo al tiempo que se perderá la función... El placer de ganar es satisfacción para su ego, ese yo inconsciente, la baja autoestima. Qué poco ha vivido y qué poco ha soñado: ni se imagina lo que encierran en su interior Les Seniaes. Prepárese para lo peor, no hay pero que valga, y no tenga miedo de nadie sino de usted, de mirarse de soslayo en el espejo y ver lo que se ha perdido. Ni se imagina Téngase miedo.

Recapitulación.

Vendrán otros tiempos y no nos traerán más lodos. Un día llegará y como sociedad civil responsable defenderemos nuestros intereses, los intereses de vida sana, ese día llegará y, como poesía que se acerca poco, poquito a poco, no habrá consuelo para esos pirómanos impunes que pretenden acabar con el ecosistema.
Y sobrevivir a ti para qué.
Y a usted, sí oiga, a usted, me he acostumbrado a esperarla, aquí, en Les Seniaes. Seguiré esperándola: No vuelva.

Gracias.

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