domingo, 23 de julio de 2017

El día que me vuelvas a querer.

Soy persona tranquila con los oídos atentos para escuchar, libre de odios y de corazón noble, firme en mis principios, fraternal, apacible, sencillo, solidario, cordial, enérgico. Por ser así o intentar ser así luché e hice frente a lo malo que vino sin avisar y me pudo, otras veces lo vi venir y lo evité o superé. Al fin venció el amor. Una vida da para mucho.

Amor: Nada quiero que nazca porque nada ha muerto.
Amor: No hay contrapeso para la balanza que compense el amor. El amor no es cuarto y mitad de nada.
Amor: Nuestros días fueron felices, confidenciales, secretos, nuestros días fueron nuestros y de nadie más. 
Amor: El fin que todo lo justifica no existe. Ni en el amor de conveniencia debe existir pero existe.
Amor: No quiero que en un cruce de caminos te dejes llevar y confundas tu camino y tus pasos.
Amor: No quiero perderte ni acostumbrarme a esperarte.
Amor: No quiero llamar a tu puerta sin estar adentro.
Amor: Tengo miedo.

Cuanto antes, conviene sacar a pasear una esperanza para abrazar una ilusión, una utopía, una lección de vida que nunca olvidemos. Cuanto antes conviene encontrar una esperanza que nos salve. Nos mueve la esperanza.

¿Dónde estaba Dios el día que te fuiste?

3 comentarios:

  1. Te acostumbras a esperar y un día olvidas que esperabas porque estás esperando algo más y así vives de un modo u otro, esperanzado. No lo reconoces, dices "Yo no soy un hombre de Fe" "Yo no creo!" y en el fondo imploramos a ese Dios misterioso nos salve del olvido o del recuerdo, del amor o del odio, etc... Como sea te acostumbras, amor a despedirte y a encontrarte.

    ResponderEliminar
  2. Aire fresco eres para mí... Aquí y ahora el aire se masca. Gracias. Besito y besos.

    Salud.

    ResponderEliminar