sábado, 29 de julio de 2017

Acto de fe.

Más sosegado, regreso a los motivos que provocaron los desaires y trajeron los malos entendidos: las mentiras. Las opiniones de unos y otras vinculadas a un mismo interés: Sé feliz. Se trata de una decisión tomada con apaños que cada cual llevó por derroteros diferentes. La verdad solo tiene un camino. O dos. Intransigentes, la verdad de cada uno es la que es y no hay otra. ¿Para qué mentir sobre una verdad que no se discute? Ahondar en la misma historia una y otra vez traerá consecuencias, mientras, como siempre en el amor, uno pierde más que otro. Y los viejos más.

Llevo semanas escribiendo de lo mismo y me pierdo entre tantas palabras iguales, de seguir en este plan, acabaré abriendo una cuenta en facebook. No lo digo yo, lo dice el sentido común responsable de mis actos. Todos y todas somos un poco polvo que lleva el viento. Todos y todas somos protagonista de una historia y un instante que no fue.

De siempre creí que para dar un paso hacia delante había que estar seguro qué cosas intolerables había que dejar atrás para no cargar demasiado la buchaca y estudiar concienzudamente la ruta con el fin de no confundir el camino y sin querer volver al punto de partida fatigado y mareado y con el alma rota. El mismo camino lleva al mismo lugar por más veces que se ande. ¿Qué sentido común? ¡Sálvese quién pueda!. Si es un acto de fe me vale, amor (yo te quiero y creo en ti y además no soy quien para enjuiciar tus decisiones) mientras no te pierda, amor. Mientras no te pierda... y no estoy seguro que no te haya perdido. ¿Tendré que soñarte de nuevo? Confundo tu voz con el sonido del silencio y no sé qué pensar. Aunque no crea en ningún dios, no me condenes al silencio. Gracias.  

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