La corrupción ha hecho metástasis en los huesos del pueblo, las apariencias ahora son necesidad, y la necesidad hambre, pero no de más justicia, sino de más injusticia. No de más pureza, sino de mejor corruptela, ni de mayores ideales, sino de éxitos con luces de bohemia. Se pasean sin prudencia entre las manos de quienes reclaman un espacio sobre las murallas medievales, se esparcen como fuego entre quienes compran el éxtasis tardío, mientras el llanto de los humildes se escurre silente por las alcantarillas. ¿Quién querrá comprender? ¿Quién se atreve a darle la espalda al status? ¿Quién cambiará el deleite por la pasión? ¿Quién cambiará la verdad por la tibia reforma de la obsesión egoísta? ¿Quién dirá a la corrupción no te compro a ningún precio? La contingencia es mucha a futuro, pero hoy es necesario que nuestros hijos sean capaces de entender que tienen que estar atentos a las políticas que se avecinan: la sociedad está en peligro, y la democracia. Gracias.
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