Lo malo no avisa, tampoco lo bueno, y lo peor lo creamos nosotros a nosotros, contra nosotros mismos, así la vida. Nada ni nadie es eterno y, por tanto, vivimos de adiós en despedida. Hay personas que se van y dejan huellas imborrables, también, aunque no se vayan, hay personas que no vuelven y siguen dándole a la rueda que rueda y rueda, esas son las peores. Las distancias son lejanas y las discusiones demenciales. Y vivir con odio en la sangre la muerte. Hay personas que temen amar aun sabiendo que el amor las indultó mil de años atrás. Manda güevos. Enero es un mes para renovar la esperanza, incluso en los momentos oscuros... (Oseas 4:6: "Mi pueblo perece por falta de conocimiento; y como tú rechazaste el conocimiento, yo te rechazaré a ti de mi sacerdocio, y por haber olvidado la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos"). Gracias.
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