miércoles, 29 de noviembre de 2017

En consecuencia.

De vuelta a la verdad del viernes negro, de todo eso tan necesario según mi esposa, lo superfluo, me encuentro con la casa abarrotada de trapos. ¿Ahora qué? Lo que compró para mí (necesario por si las moscas), ¿dónde lo meto si no me coge una percha ni otro estante en el armario? Como Víctor Manuel: "Cuando nadie nos vea sube al desván".

Lo superfluo nos convierte en mendigos de la pobreza, nunca fuimos tan pobres; la verdad es esa, pero existen otras verdades, y entre todas, una raya la ignorancia supina al endeudarnos para aparentar... Nada hemos aprendido. Pero en la vida no todo es malo, por lo tanto, si algo bueno tiene este desenfreno, que atarantada Kristel de vender trapos mucho, pero de comisiones 300€ (Kristel trabaja a porcientos). ¡Viva el viernes negro!. Eso sí, pasadas las navidades le devolverán la mitad de los trapos. Ustedes dirán si no es para calar Les Seniaes con lágrimas de sangre. Gracias.

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