martes, 14 de noviembre de 2017

El acabose.

Alguien pudiera pensar que el acabose es la inquisición, el oscurantismo, la represión brutal y luego, todos y todas a la hoguera. Alguien pudiera pensar que hablo de la independencia de Catalunya. Pues no. El acabose es cambiar los muebles de cocina. Mi esposa delega en mí la reforma, y no es porque me considere capaz de reformar la cocina a la moda de sus benditos caprichos, no, quiere echarme de casa porque ahora trabaja en una multinacional catalana con sede en Valencia y considera que es el momento oportuno para cambiar las cosas que funcionan por otras que vaya usted a saber. No sé si ustedes cambiaron una cocina nueva por otra más nueva, pero de viejo, como Rajoy, si algo funciona no merece la pena cambiarlo. Reformar la cocina de casa para mí será una revolución o un golpe de estado o los de la acera a la carretera y más leña esto es la guerra. (Y también dos huevos duros). O la muerte si es más.

En serio, abrazaría a una amiga del mundo porque para mí no existen las fronteras, pero reformar la cocina de casa me siento incapaz, tan siquiera buscar un carpintero, aún no me he repuesto de la bombilla fundida del pasillo y otra que tal baila. Reformar una cocina incluso cuesta más dinero y sin embargo: ¿Alguien sabe dónde vive un carpintero en este país? No digan Ikea que para mí una llave es de casa y no es de allen. Busco en el listín telefónico lo más moderno en cocinas pida presupuesto sin compromiso y la medida la ponen ellos, tú tienes que adaptar la casa a su medida. Así no se reforma una cocina. Me declaro en rebeldía y eso es todo. Ojalá y mi esposa no acuerde echarme de casa ahora que llega el invierno más frío. Cuando menos tendría que emigrar a Bélgica y no sé holandés. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario