A Patricia le sienta bien el embarazo, está más guapa que siempre. Ian también está más guapo que siempre pero le sienta mal el resfriado, no puede ir a la guardería y en casa es un espanto. Estoy de la Patrulla Canica
que la vomito. ¿Alguien sabe si Catalunya es española o francesa? La Virgen del Pilar no quiso ser francesa pero Catalunya no sé. ¿O Catalunya Catalunya como Suiza? Estoy descolgado del mundo real. Y atarantado de la cabeza. El
ginecólogo a Patricia le dice que más o menos una semana, o dos, o
vaya usted a saber: no le pone fecha al parto. Lo peor Ian. Es mucho más complicado ser güelu de lo
que pensaba, si lo llegué a pensar un día. Mucha risa, mucho amor, y mucho tiempo que
regalarle. Antes me dedicaba todos los días, ahora siempre tengo barcos por su mar. Esto no es vida. En mi interior al menos fluye un
certeza, que de noviembre no pasa... y si pasa no paso yo. Con Ian no
valen decisiones, solo incertidumbres, cansancio, desánimo. Ni cantarle una nana, ni leerle un cuento chino. (¿Qué hice mal para tanto padecer? ¡Oh, Santísima!). Y mi esposa que sería
mi salvación la han llamado a trabajar para una empresa catalana en Valencia. Una de tantas. Y dicen que como los
amigos gorrones que siempre nombro han venido para quedarse. No comprenden que en toda circunstancia necesito de mi impagable soledad
para solventar mis carencias psíquicas. Se trataba de sobrevivir a octubre luego a noviembre. ¿Y ahora qué? Como en Catalunya. Esto no tiene fin. Gracias.
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